Los árboles son nuestros amigos: nos dan sombra, cobijo, alimentos, permiten la vida de las aves y otros animales, nos limpian la atmósfera proporcionándonos oxígeno, con su madera obtenemos muebles, utensilios, papel y calefacción, protegen la tierra ya que sus raíces ayudan a fijar el suelo y la humedad, permitiendo que otras plantas y arbustos vivan junto a ellos creando un microclima, forman los diversos tipos de bosques con su fauna característica.
Pero ahora además los necesitamos urgente y masivamente porque ayudan a disminuir el CO2, por su creación de clorofila y también por su masa como sumideros, contribuyendo a frenar el cambio climático.
En la ciudad contribuyen con su presencia a romper la dureza del asfalto y el ladrillo, nos acercan a la naturaleza en unas condiciones a veces muy duras para ellos: poco espacio, sol o umbría, sed o agua superficial, humos, ruidos… y sobre todo nos proporcionan sombra, tan de agradecer en esta época estival.
Sin embargo en Zaragoza por sus responsables técnicos los árboles son considerados como un elemento decorativo más, como si se tratara de un banco o una farola y en ese sentido se está modificando la ordenanza muncipal. Se olvidan que son seres vivos: los arrancan o los mutilan sin piedad, a veces bastaría un poco de sensibilidad para adaptar el proyecto y salvar la vida de muchos de ellos cuyo único crimen consiste en crecer donde antes los habíamos plantado.
Durante este verano estamos observando talas de árboles y no comprendemos las razones. Con las obras del tranvía ha habido numerosas bajas en el Paseo de la Gran Vía y Fernando El Católico, las plantaciones de la Plaza San Francisco han fracasado varias veces, ahora apenas hay zonas sombreadas. Está por ver el efecto que tendrán los campos electromagnéticos del paso del tranvía sobre las raices del sufrido arbolado urbano.
Pedimos a la ciudadanía que se comprometa y ayude a protegerlos, no permitiendo que sean maltratados por gamberros ignorantes o talados por políticos ineptos cuya responsabilidad recae en el partido gobernante y los que lo apoyan. Denuncia sus talas (salvo que estén muy enfermos o supongan un peligro grave) y cuando veas que alguno que tras un accidente rebrota llama al Ayuntamiento para que lo cuiden y no lo sustituyan por otro nuevo.
En otoño-Invierno planta un árbol y luego cuídalo: ve a visitarlo, háblale y abrázalo te sentirás muy bien.
Recuerda que son seres vivos y que cada especie necesita unos cuidados diferentes que el exceso o falta de agua, o de sol, o temperatura les puede perjudicar. Un ejemplo claro lo tenemos en los abetos que por Navidad se tienen en el interior de las viviendas, aunque se planten después y la mayoría no sobreviven.
Rosa Burgos Pérez
Miembro de EQUO Zaragoza