Las fiestas de Navidad constituyen una ocasión en la que el consumo por parte de la ciudadanía aumenta con respecto al resto del año. Comidas familiares, regalos para los seres más queridos y artículos corporativos mueven todos los años ingentes cantidades de dinero que, si bien suponen una apreciable fuente de ingresos para las empresas, pueden implicar también, a medio y a largo plazo, unas consecuencias indeseables para otras personas y para su entorno.
Algunos ejemplos palmarios de efectos colaterales adversos ligados a un consumo irresponsable son:
- La sobrepesca en caladeros de terceros países, el consumo del langostino tropical de criaderos ubicados en zonas de destrucción de manglares, la compra de madera procedente de especies protegidas o de talas indiscriminadas y objetos ornamentales, como piedras preciosas, o tecnológicos, como ordenadores portátiles y teléfonos móviles, concluyen en una explotación de los recursos naturales y la destrucción del modus vivendi de los habitantes de las zonas donde están ubicados estos recursos.
- El consumo de vegetales de fuera de temporada obliga a grandes desplazamientos para su adquisición con el consecuente aumento de emisiones de CO2.
- La compra de objetos fabricados con materiales procedentes de animales exóticos como pieles, plumas, marfil, perlas, y coral y la dificultad para obtener esta materia prima favorece el tráfico ilegal de estos materiales lo que provoca una alarmante disminución de la biodiversidad en el hábitat de estas especies.
- La adquisición de productos terminados (juguetes, artículos deportivos, etc) en terceros países, donde la legislación laboral y medioambiental es menos severa cuando no inexistente, favorece el trabajo esclavo por parte de subcontratas a causa de la deslocalización de grandes empresas. Asimismo, dicha deslocalización afecta negativamente a los puestos de trabajo del lugar de origen de dichas empresas.
Por todos estos motivos, EQUO Zaragoza hace las siguientes recomendaciones a la ciudadanía:
- Comprar productos locales y de temporada ya que esta medida abarata costes económicos y medioambientales y garantiza la continuidad de los puestos de trabajo en la zona.
- Adquirir, siempre que sea posible, productos certificados de Comercio Justo. Este aval garantiza que la producción y elaboración se han realizado respetando tanto los derechos laborales de las personas trabajadoras como su entorno.
- Tener presente que un animal, doméstico o salvaje, no es un juguete ni un capricho sino una responsabilidad adquirida desde el mismo momento de la compra. El abandono de animales supone un acto cruel para los mismos y, en el caso de animales exóticos, puede causar la invasión de especies alóctonas que desplacen a las especies locales de su hábitat natural. Si realmente se desea adquirir un animal, es preferible adoptarlo en vez de comprarlo.
- Reflexionar detenidamente sobre la verdadera necesidad del artículo que se quiere adquirir y recordar que el más barato es siempre el que no se compra.