Ante el primer aniversario de la catástrofe de Fukushima, EQUO Aragón manifiesta su apoyo y solidaridad al pueblo japonés por las consecuencias que aún debe afrontar.
Un año después, la población continúa realizando ingentes esfuerzos para descontaminar el entorno y medir la cantidad de radiación en personas, alimentos y escombros, de la mejor manera posible dados los medios de los que disponen. Mientras tanto, grandes empresas como Westinghouse y Toshiba Mitsubishi General Electric mantienen sus planes de exportación de reactores nucleares.
El desastre nuclear subsiguiente al seísmo no ha hecho sino confirmar las reservas de los grupos antinucleares sobre la pretendida seguridad de las centrales ante una catástrofe natural como es el caso de un movimiento sísmico. Del mismo modo, el descenso en un 15% del consumo de energía eléctrica en Japón tras el cierre de 52 de sus 54 reactores, en un país cuya producción de energía, hasta hace un año, derivaba en casi un 30% de la energía nuclear, es una prueba irrefutable de que la indispensabilidad de la energía nuclear es un argumento falaz esgrimido a favor de los intereses de lobbies pronucleares constituidos por grandes empresas, funcionariado gubernamental, entidades bancarias y medios de comunicación.
El informe publicado en enero por el Tribunal de Cuentas concluye que el precio del megavatio/hora de electricidad de origen nuclear, incluyendo los gastos del sector y la investigación para la gestión de residuos y sin considerar el coste de un eventual accidente nuclear, sería similar al de la electricidad procedente de la energía eólica.
Por otra parte, los gastos en seguridad contribuyen a encarecer el coste total de la energía nuclear ya que, dada la demostrada probabilidad de accidente nuclear grave, no basta con verificar la importancia de los márgenes de seguridad disponibles y maximizar los mismos mediante la realización de ajustes sino que, además, es necesario agregar un nivel de defensa en profundidad a las instalaciones nucleares a fin de que éstas puedan garantizar la disponibilidad de funciones vitales de seguridad adecuadas a todas las circunstancias de estrés ambiental físicamente posible.
Por todos estos motivos, EQUO Aragón reclama un calendario de cierre progresivo de las centrales nucleares existentes que sea simultáneo a la implementación de políticas de inversión y desarrollo en materia de energías renovables.