El Parlamento Europeo ha aprobado hoy una resolución sobre los últimos acontecimientos relativos al escándalo Dieselgate en la que exige poner la salud de los ciudadanos por encima de los intereses de la industria automovilística
La Comisaria de Mercado Interior, Elżbieta Bieńkowska, ha hecho público que la Comisión Europea ha interpuesto un recurso contra la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por la cual se anularon los permisos de emisión de gases contaminantes, con el apoyo de Alemania y Hungría. El Comisario también ha declarado que, en breve, se presentará un proyecto de normativa que permitirá superar los límites legales. Por su parte, el Partido Popular Europeo se ha puesto del lado de la extrema derecha negándose a firmar la resolución sobre Dieselgate.
Florent Marcellesi, eurodiputado del grupo Verdes/ALE y candidato de EQUO en las elecciones europeas:
“Cada año, alrededor de medio millón de europeos mueren prematuramente a causa de la contaminación atmosférica y, sin embargo, tres años y medio después del escándalo del Dieselgate, un gigantesco fraude sobre emisiones, todavía tenemos 43 millones de coches diésel contaminantes en nuestras carreteras. La inacción de la Comisión Europea ante esta enorme crisis sanitaria y medioambiental la convierte en cómplice este escándalo. El Parlamento Europeo pide una vez más a la Comisión Europea que actúe en defensa de los intereses de los ciudadanos europeos y no sólo en pro de los beneficios de un puñado de empresas
“Durante demasiado tiempo, la industria del automóvil ha estado dirigiendo la agenda de la Comisión y de los Estados miembros sobre los tipos de vehículos que deberían estar en nuestras carreteras. La Comisión parece tan desesperada por tranquilizar a la industria automovilística alemana que está permitiendo que continúen las muertes prematuras de cientos de miles de ciudadanos a través de su inacción y sus intentos de permitir que los grandes contaminadores sigan produciendo coches diésel contaminantes. Es hora de dejar atrás los coches diésel y desafiar el poder del lobby automovilístico en nuestras instituciones y en nuestras carreteras”.